Ver todos los libros de: Maria Las Heras Serrano
Desde mi ventana (Juntos y revueltos 2)
Desde la ventana se veia un gran patio, recordaba al de la pelicula de Hitchcock: "La ventana indiscreta". Espiaban a vecinos y transeuntes e imaginaban sus vidas…Aquella ventana seria el comienzo de una historia llena de pasion que cambiaria su vida para siempre.
Tras la ventana
2020 LITERATURA Y FICCION ROMANTICA
Cada tarde despues de salir de la facultad, iba a ver a Margarita. Era una mujer de sesenta anos que habia vivido todos los cambios importantes por los que habia pasado este pais. Le gustaba que la llamara Marga y de tu, aunque a mi se me hacia muy dificil y tenia que corregirme constantemente. Marga sufria una enfermedad degenerativa que le dificultaba mucho el movimiento. Yo le hacia compania, la sentaba frente a la ventana. A veces hablabamos y otras me pedia que le leyera un rato. Siempre me decia que mi voz le daba vida a las historias, que las rejuvenecia y la hacia volar a su juventud. Desde su ventana se veia un gran patio, recordaba al de la pelicula de Hitchcock: La ventana indiscreta. Una de nuestras diversiones era espiar a vecinos y transeuntes e imaginarnos sus vidas. Les poniamos nombres e inventabamos los dialogos, que por la distancia nos era imposible escuchar. Marga era muy comica, casi siempre me hacia reir. A veces inventabamos nuevas historias y otras continuabamos la de los dias anteriores, como si fueran capitulos de un culebron. El patio daba a varios portales y el ir y venir de vecinos conseguia que nunca nos aburriesemos. A menudo me preguntaba si seriamos las unicas que jugabamos a eso, o si habria alguien oculto tras una cortina que tambien inventaba historias sobre nosotras. No siempre mirabamos por la ventana, algunas veces tambien hablabamos de mi.
Yo le contaba todos mis anhelos y mis miedos y ella me daba su opinion. Era una sabia consejera. Aquella tarde subi acalorada, acababa de cruzarme con su vecina del quinto, aquella chica me ponia nerviosa. Ni siquiera sabia su nombre, pero era incapaz de cruzar con ella dos palabras sin tartamudear. Marga sonrio al verme entrar. - Buenas tardes Marga, ?como te encuentras hoy? -le dije acercandome a ella y dandole un beso en la mejilla. - Un dia mas en el paraiso -me contesto sonriente, le encantaba citar frases de peliculas. Deje mis cosas y la ayude a salir de la cama y sentarse en la silla de ruedas. - Hoy me podrias dar un bano -me pidio cogiendome carinosamente por el brazo. Realmente aquello no entraba en el acuerdo al que habiamos llegado, pero hacia ya mucho tiempo que nos conociamos y a mi no me importaba en absoluto hacerlo. - Claro, voy a prepararte el agua -afirme devolviendole la sonrisa. Marga tenia toda la casa adaptada. Sus padres le habian dejado una jugosa herencia. Mientras estuvo bien, se dedico a viajar por el mundo y cuando la enfermedad le impidio hacerlo, modifico su casa para estar lo mas comoda posible. Por la manana venia una enfermera que le hacia las curas y Petra, la mujer que le limpiaba la casa y le preparaba la comida, que se quedaba hasta las cuatro.
Marga estaba un par de horas sola hasta que llegaba yo. Por la noche venia Andrea, la acostaba y se quedaba a dormir con ella, yo siempre sospeche que en algun momento fueron amantes, la manera en que la trataba era tremendamente delicada. Los fines de semana los solia hacer Andrea, uno de cada cuatro la sustituia Petra, y si alguna vez ellas no podian me quedaba yo. Empece yendo un par de tardes en semana y a los seis meses, Marga me propuso ir de lunes a viernes. Con el sueldo que me pagaba me financiaba los estudios y el alojamiento y vivia razonablemente bien. Su compania era muy agradable y casi siempre aprendia algo nuevo, asi que no me costaba ningun esfuerzo pasar las tardes con ella. La meti con cuidado en la banera. Le encantaba disfrutar de un buen bano, decia que era como quitarse cincuenta kilos de encima. - ?Te has vuelto a cruzar con la vecinita? -me pregunto con sonrisa picara. - Si -conteste mientras me ponia colorada sin poder evitarlo. - A ver cuando te decides a preguntarle su nombre -me dijo agarrandome de la mano. Yo era bastante timida y a pesar de que nos habiamos cruzado muchisimas veces, apenas reunia valor para saludarla o hacer algun futil comentario sobre el tiempo. A estas alturas debia pensar de mi que era una sosa, asi que cada vez se me hacia mas dificil. Saque con cuidado a Marga de la banera y la seque, cuando estuvo lista la lleve a la ventana. Acababa de entrar la primavera y en el patio habian florecido las rosaceas.
Era una imagen alegre y relajante. De pronto sono el timbre, me extrano, a esa hora no solia tener visitas. - Abre y dile que pase -me pidio Marga. Abri la puerta esperando que tras ella estuviera Jean Pierre o algun otro de sus amigos, pero quien estaba alli era la nina de mis ojos. Me saludo y me dio dos besos, me resulto tan raro que me quede parada, como un palo, mientras ella me besaba. Entramos las dos en el salon donde estaba Marga y ella la abrazo afectuosamente, como si fueran viejas conocidas. Mire a Marga y me guino el ojo. Hace tiempo que habia preparado el encuentro, pero no me dijo nada para que no me invadieran los nervios. - Mira Raquel, ella es Elin -me dijo sonriente. - ?Elin? -pregunte extranada. - Mi abuela era sueca. Cuando naci y vieron lo rubia que era, fue ella misma la que lo eligio - contesto con una sonrisa que termino de fulminarme. Aquella tarde apenas hable. Elin y Marga sostenian una animada conversacion sobre los multiples viajes que una y otra habian realizado. Yo solo habia salido de Espana en un par de ocasiones, asi que mi aportacion fue insignificante.
Cerca de las ocho menos cuarto, Elin anuncio que tenia que marcharse. La acompane a la puerta y un poco antes de que se fuera, saque fuerzas de flaqueza y le hable: - ?Te gustaria tomar una cerveza conmigo algun dia esta semana? - Me miro sonriente y cogiendome con delicadeza la cara me dio un beso en la mejilla mientras me susurraba: pidele mi telefono a Marga, y salio, consciente de que yo la seguia con la mirada, hasta que ya era demasiado descarado hacerlo. Entonces entre cerrando la puerta tras de mi. Volvi al salon y le conte a Marga lo que habia pasado, ella me senalo su agenda para que cogiera el telefono de Elin. - ?Crees que le gusto? Porque a mi me vuelve loca -le dije con una naturalidad nada habitual en mi. - Creo que hariais una pareja preciosa -contesto con mirada maternal. La llamada Corria el ano 1990. Los moviles no habian llegado a Espana, salvo para unos pocos ejecutivos, asi que la posibilidad de hablar con Elin dependia de que estuviese en su casa. Si me lo pensaba mucho, pasaria la semana sin contactar con ella. Cuando llegue aquella noche a mi apartamento, despues de darme una merecida ducha, cogi el papel en el que habia apuntado su telefono y me sente dispuesta a llamarla. Descolgue y marque el numero. Justo en el momento que su voz sono al otro lado, Marta mi companera de piso entro y me pillo con el auricular en la oreja. Colgue rapidamente haciendo ver que ya habia terminado de hablar. Salude a Marta, como si no pasara nada y en ese instante sono el telefono. Marta estaba al lado y lo cogio.
Yo me fui al salon y la oi hablar: ?Digame?. No, ha debido ser Raquel, yo acabo de llegar. Si, un momento Entro en la cocina, donde yo habia empezado a preparar la cena. - Raquel, ?has llamado tu a una tal Elin? -me dijo senalando al recibidor. - Si, no se oia bien y he colgado -conteste disimulando lo mas que pude. Cogi el telefono. - Hola - - Estaba segura de que eras tu -contesto. Me di cuenta de que poner cualquier excusa era peor que no decir nada. Desde que Telefonica habia activado los servicios de rellamada, ultimo numero marcado, buzon de voz, etcetera, los timidos estabamos perdidos. - Te llamaba para ver si podias tomarte algo manana -le dije cruzando los dedos. - Vaya, !si que eres rapida! -contesto riendose. Me quede cortada, asi que ella siguio hablando: - Venga vale, si quieres manana te paso a buscar por casa de Marga - Nos despedimos y colgue. No pude evitar cerrar los punos y levantarlos como signo de victoria. Andaba yo con mi euforia contenida y no me di cuenta de que Marta, estaba delante de mi y me miraba con cara de asombro. - !Cualquiera diria que te ha tocado la quiniela! -me dijo con sonrisa socarrona.
No le hice caso y me fui a la cocina a seguir preparando la cena. Marta se ponia muy pesada en cuanto me interesaba alguien. No tenia intencion de darle ni un solo dato de ella, pero una cosa es lo que yo quisiera y otra lo que consiguiera. Durante la cena no paro de preguntarme, hasta que me saco todo lo que yo sabia de Elin, que por otra parte no era demasiado. Marta y yo eramos amigas desde el colegio, las dos estudiabamos Ingenieria Industrial y me parecio una gran idea compartir piso con ella. Pero desde que empece a trabajar para Marga me plantee muchas veces coger un apartamento para mi sola y asi ganar en intimidad. Por otra parte, gracias a ella tenia muchos mas amigos. Era muy simpatica y siempre estaba hablando con todo el mundo. Era la antitesis de mi. Me acoste pronto, al dia siguiente tenia clase a primera hora y ademas me apetecia quedarme sola un rato y disfrutar de mi exito, sin que Marta me hiciera mas preguntas. Amores cobardes Despues de clase pase por casa para darme una ducha y cambiarme. Queria causarle una buena impresion en la primera cita. Me probe todo lo que habia en el armario hasta que consegui la imagen deseada. Cuando llegue a casa de Marga, me miro de arriba a abajo dandome su aprobacion con la mirada. Yo estaba como un flan, asi que agradeci sus animos.
Aquel dia era jueves, en el patio se veia mucho movimiento. Estabamos muy cerca de la ciudad universitaria, se notaba por la cantidad de pisos de estudiantes que habia por la zona. Estuvimos jugando a nuestro juego favorito, mirando las ventanas e imaginando las vidas de los que vivian tras ellas. Aquella noche Marga habia estado inquieta, asi que al rato se quedo dormida y yo no quise molestarla. Me quede sola mirando a las ventanas y entonces me fije en que Elin estaba atravesando el patio e iba hacia el portal de enfrente. Llamo al timbre y le abrieron la puerta. Cogi los prismaticos para descubrir a que piso iba y pronto note que en el segundo habia movimiento. Una mujer de unos treinta anos iba en direccion a la puerta. Espere y al rato entraron las dos en lo que parecia el salon. Elin estaba de pie tras los visillos. Entonces comenzo a quitarse la ropa hasta que se quedo completamente desnuda, giro la cabeza y miro hacia nuestra ventana. Instintivamente me agache. Cuando volvi a mirar, solo pude ver que alguien la agarraba de la mano y la llevaba hacia el siguiente cuarto, cuyas las cortinas estaban corridas. Me quede pensativa, en una mezcla de emocion y decepcion. Ese juego de voyeur por un lado me excitaba, pero la idea de que ahora mismo estuviese con alguien despertaba en mi unos irreprimibles celos.
Intente serenarme. Al fin y al cabo no sabia nada de ella, es posible que tuviera pareja y quien era yo para entrometerme. Me arrepenti de haber sido tan impulsiva, quiza debia haber esperado algun tiempo para llamarla, estar segura de si ella sentia tambien atraccion por mi. Pero ya era tarde, en algo mas de una hora vendria a buscarme. Marga se desperto y al ver mi cara me pregunto directamente: - ?Que te pasa mi nina? - Yo no tenia ganas de hablar de lo que habia visto, asi que conteste con evasivas: - Nada Marga, estoy preocupada por un trabajo que tengo que entregar la proxima semana - Me miro, no se lo creia en absoluto, pero entendio que yo no queria hablar de ello y no pregunto mas. Seguimos con el juego que habiamos dejado a medias cuando ella se durmio, y entonces las dos vimos salir a Elin del portal y las dos evitamos hablar de ella. Ya era casi la hora de marcharme, asi que lleve a Marga al comedor, donde pronto Andrea le daria la cena. - Marga, ?te importa si me voy diez minutos antes hoy? -le pedi con gesto de suplica. - No, tranquila, vete ya. Andrea llegara pronto -contesto sonriendome. Pense que si me iba ya tendria el tiempo justo para huir. Sabia que dejar plantada a Elin no era una buena opcion, pero no me sentia bien con lo que habia visto. Claro que los planes casi nunca salen como uno quiere, asi que cuando estaba empezando a bajar por la escalera, salio del ascensor. - !Raquel! -me grito antes de que pudiera desaparecer. Me volvi hacia ella, tenia que pensar algo rapido o estaria perdida.
- !Hola! Iba a comprar tabaco -me sono como la peor de las escusas, pero aparentemente me creyo. Me acerque a ella y le di dos besos. Me cogio de la mano y me llevo hacia el ascensor. Intente disimular lo mas que pude, pero noto que algo me pasaba, aunque no dijo nada. Me propuso ir a un bar que ella conocia, que casualmente estaba bastante cerca de mi casa, pense que era una buena idea, tanto si las cosas iban bien como si iban mal. Las canas de cerveza se iban acumulando vacias en nuestra mesa y a pesar de que la tapa era abundante, yo ya iba notando como poco a poco se me iba subiendo a la cabeza. Cada vez la miraba con menos disimulo, aquella preciosa rubia de ojos azules, casi grises, me tenia absolutamente embelesada. Ella no paraba de hacerme preguntas de todo tipo, y yo me limitaba a contestarlas, porque solo habia una cosa que queria saber en aquel momento pero no me atrevia a preguntarla. Yo no era la unica a la que el alcohol le estaba haciendo efecto, asi que sus preguntas cada vez llevaban mas intencion. De pronto, sin venir demasiado a cuento me pregunto: - ?Te gusto? - Me senti acorralada asi que intente dar una respuesta escurridiza. - Bueno, no te conozco mucho, pero creo que podriamos ser buenas amigas -segun salian las palabras de mi boca, ya me estaba arrepintiendo de decirlas. Ella, que estaba muy cerca de mi en aquel momento, cambio totalmente la posicion de su cuerpo, estableciendo entre las dos una barrera invisible que me cayo como un jarro de agua fria. - Vale, perdona, pense que... mira, me voy a marchar ya, se esta haciendo tarde -me dijo con gesto serio mientras se levantaba. - Espera, no te vayas por favor -le pedi mientras la agarraba de la mano. Ella me miro y escurriendose de mi mano, se sento de nuevo, pero solo para decirme: - Los amores cobardes no llegan a ninguna parte, si me quieres tendras que ir a buscarme - Y esta vez, se levanto y tras dejar un billete sobre la mesa se marcho.
Me quede mirandola, sabia que se habia dado cuenta de que lo del tabaco era una excusa, y que su pregunta era una segunda oportunidad que yo habia tirado por tierra. Sin embargo me esperanzaba su ultima frase, no me habria dicho eso si yo no le gustara, asi que a pesar de todo me senti feliz.
.
La ventana de los amantes
Para leer y descargar el libro "Tras la ventana" puedes hacerlo gratis aquí.
la chica tras la ventana libro turco