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Las tres de la manana
Rebeca es una Capitan del ejercito americano que, despues de una mision en Yemen, y un ascenso en su carrera a Comandante, decide elegir como destino algo que la haga no estar viajando por medio mundo con su escuadron. Siempre ha sido independiente, fuerte, disfruta practicando deportes de riesgos. Es bruta y malhablada. Antes de llegar a su nuevo destino en West Point, viaja para practicar surf y escalada con Eme, su amigo y miembro del escuadron. En su viaje, conocera a Edward, un hombre aparentemente despreocupado, sexi y con unos ojos y un pelo que pronto llamaran la atencion de Rebeca.
Los ninos del rio
2019 FICCION COMTEMPORANEA ROMANTICA
--Oficial Eme, ?me escuchas? Cambio... Oficial Eme, ?me escuchas? Cambio... Oficial Eme, ?me escuchas?... !Eme, cono! !?Me escuchas?! George, ?lo divisas por algun lado? --!Me cago en la puta! Llevamos aqui poco mas de tres meses para localizar a Faith, un oficial del ejercito americano que han secuestrado. Nos han enviado para realizar el intercambio en un operativo que se ha torcido desde el principio--. Tony, Taylor, Eric... localizadlos. !Ya! Esta situacion me esta matando. Llevamos apostados en esta calle arenosa toda la manana. El calor y el cansancio, por no dormir bien los ultimos dias organizando todo el operativo estrategico, esta haciendo estragos en nosotros. La sequedad del ambiente marchita nuestras gargantas. Tengo arena hasta en las bragas. Pero a pesar de todas las contrariedades, seguimos adelante. El fracaso no se baraja. No podemos llegar a saber si los rebeldes han torturado a Faith. Tenemos que sacarlo de Yemen con vida. Esa es nuestra consigna. No podemos fracasar. Me lo repito una y otra vez mientras, con los prismaticos, busco el objetivo.
No se donde se han metido mis companeros, pero desde luego no estan donde deberian. Realizo una nueva visualizacion con los prismaticos. Nada. La arenosa calle esta demasiado silenciosa. No hay ninos jugando ni los tipicos carros. Nada. Este silencio absoluto me esta poniendo nerviosa. El sudor resbala a traves de mis sienes. El calor es pegajoso e insoportable. --Oficial Eme, ?me escuchas? Cambio. Oficial George, ?lo ves? ?Alguien los ve por algun sitio? Me muevo con sigilo desde detras del vehiculo amarillo en el que estoy escondida. Dos pasos a la derecha. Paro. Compruebo. Dos mas.
Vuelvo a parar y comprobar. Sin rebeldes a la vista, pero tampoco estan mis companeros. Vuelvo a realizar la comprobacion a traves de los prismaticos y veo como Tony desciende agilmente por la fachada del edificio que tengo enfrente para llegar hasta la ventana del tercer piso donde, segun nuestras investigaciones, mantienen encerrado a Faith. Espero que lo encontremos con vida. Hace una semana, mandamos a un falso repartidor de comida para que observase que se veia desde la puerta. Hemos podido meternos en el piso superior gracias a los dolares. Pagamos a la familia que vivia alli y han convivido mis companeros George y Tony con ellos durante una semana. De esta forma, sabemos la distribucion del piso y, sobre todo, los posibles escondites. Hemos puesto microfonos por los que escuchabamos lo que ocurria en el piso inferior, aunque el resultado fue tan negativo como mis notas de primaria. Un silencio tan sepulcral nos hizo pensar que estabamos equivocados hasta que una noche oimos un leve lamento amortiguado, probablemente, por una almohada. Desde entonces, nuestro unico objetivo ha sido entrar alli. En un principio, cuando llegamos, debiamos hacer un intercambio. Sencillo. Esa era nuestra mision. Entregabamos un camion con viveres y petroleo para los rebeldes insurrectos a cambio del oficial americano.
Pero fallo el operativo, principalmente, porque se dieron cuenta de que dentro del camion con los viveres habia un localizador para averiguar donde se encontraba su campamento. No solo no encontramos el campamento de los rebeldes, sino que se llevaron a Faith y lo cambiaron de localizacion; asi que tuvimos que comenzar desde el principio. Todo este tiempo ha sido una labor tediosa. Cuando creiamos que ya lo habiamos localizado, lo cambiaban de campamento. El localizador en el camion supuso una fuerte discusion con mi superior y un arresto de tres dias por gritarle. Pero no estaba de acuerdo con el plan y sabia, desde un principio, que estaba destinado al fracaso. Tony, con un fuerte impulso de su musculado cuerpo, se estrella contra la ventana, haciendo anicos el cristal y penetrando en la profundidad del piso con el machete en una mano. A partir de ahi lo pierdo de vista. Escucho por el equipo de transmision (vulgarmente llamado por nosotros el pinganillo...), diversos ruidos propios del ataque; caidas de muebles y algun que otro grito. --!Taylor, Eric!!Entrad! !Ya! El estruendo de la puerta derribada se escucha a traves del auricular que llevamos puesto. Mas gritos, mas ruido, mas golpes... Y, de repente, el silencio. Siento como algo se mueve detras de mi. Algo sutil, pero el pelo de la nuca me grita <
!Ya! --Y sin mas, disparo. Dejo al insurrecto tirado en el arenal; la sangre corre como un rio rebujada con la arena, formando un charco alrededor de su cabeza. Lo miro, y lo unico que siento es hastio. Con la respiracion aun agitada y las pulsaciones a mil, el hedor a sangre mezclada con la arena hace que una fuerte arcada me sobrevenga. Respiro profundamente mientras escucho como mis companeros me dicen que, por fin, han localizado a Faith y esta sano y salvo. --Recuento, chicos. --Todos bien, capitan. Una hora despues, tras ducharnos, cambiarnos, comer y beber algo, estamos en la cantina del campamento americano en Yemen, a la espera de poder hablar con mi comandante esa misma tarde para poder regresar a la base. --Eme, ?donde cono te habias metido? !El operativo es para seguirlo! !Es transcendental que todos sigamos al pie de la letra todas las indicaciones! !Es de vital importancia, joder! --grito, dando un fuerte punetazo en la mesa. Despues de encontrar al oficial, nos reunimos todos. Eme se habia quedado rezagado porque habia visto algo sospechoso en la otra parte de la calle, ademas de parecerle inaudito el silencio tan absoluto que se respiraba en aquella parte de Yemen. Parecia que algo se estaba fraguando. Pero tuvo la mala suerte de que el pinganillo se estropeo justo en ese momento. Por lo que ni escuchaba ni le escuchabamos. Eso provoco todo lo posterior.
Tras varios minutos de bronca, los dejo bebiendo y me voy a mi oficina con un botellin de agua en la mano. Conecto el ordenador, busco mi lista de reproduccion y el sonido de la guitarra con los primeros acordes de Thunderstruck inundan las paredes de mi despacho. Durante una hora me afano en realizar el informe del operativo que debo enviar a mi superior. Si todo marcha en condiciones, manana, a estas horas, estaremos de camino a nuestros hogares con el oficial Faith. En todo el campamento americano el ambiente es de algarabia porque es domingo. Todos, a estas horas, estan descansando; algunos en la cantina, otros en las salas habilitadas para ello. Muchos, con sus portatiles, hablando con sus familiares via Skype. El ambiente, a pesar de estar en zona de conflicto, es relajado. Tenemos algunos soldados de guardia, lo que hace que nos sintamos protegidos en ese pequeno campamento que durante tres meses ha sido casi un hogar. El pitido del ordenador me vuelve a la realidad. Le doy otro trago al agua, abro el programa de videoconferencia y la cara cansada de mi comandante aparece en la pantalla. --Capitan Wilson. Enhorabuena por el exito del operativo. Como sabe, debe mandarme el informe lo antes posible. ?Esta realizando ya los cambios para el regreso? Debe presentarse en la base para la semana que viene.
La esperamos. Buen trabajo. --Gracias, senor. Ya estamos ultimando los detalles para el regreso. Los oficiales estan hoy de descanso. El oficial Faith esta en la enfermeria. Lo ha examinado el medico del campamento y no tiene lesiones, solo las psicologicas propias del encierro y una fuerte deshidratacion y desnutricion que ya esta siendo tratada. Se lo incluyo todo en el informe que le enviare dentro de unos minutos. Estoy terminando de redactarlo, senor. --De acuerdo, lo espero. Descanse, capitan Wilson. --A sus ordenes, senor. Tras enviar el informe, me voy a mi pabellon, donde descanso en mi pequena litera durante un par de horas. Ya esta todo preparado para que salgamos rumbo a America a las seis de la manana del dia siguiente. Va a ser un viaje largo, con varias escalas, para recorrer los casi doce mil kilometros de distancia que nos separan de nuestro hogar.
En definitiva, un conazo el que nos queda por delante. *** A las cuatro de la manana, comienza a sonar Blind Man, de Aerosmith, en la alarma del despertador. La apago rapidamente para que mis companeras no se despierten. En total, somos seis mujeres las que nos encontramos en este campamento, pero mis companeras son oficiales; yo soy la unica con rango de capitan. A pesar de todo, he congeniado bien con ellas, ya que, al poder convivir, se han dado cuenta de que no soy tan altiva como la mitad de los capitanes que nos encontramos a menudo. Soy la unica que me voy hoy. Me levanto de la cama, me visto con ropa de deporte y me voy a correr campo a traves, hasta el perimetro de la base, como hago todas las mananas desde que estoy aqui, con Eme. El oficial Emerson es un buen amigo mio, ademas de pertenecer a mi escuadron. Tanto aqui como en America, nos gusta entrenar juntos y practicar deportes de riesgo. Tras una hora entrenando, entramos en la cantina. Desayunamos rapidamente, mientras charlamos sobre mil cosas en general y ninguna en particular, y quedamos media hora mas tarde en el helicoptero que nos llevara al hangar, donde se encuentra el avion, y comenzar el interminable viaje de regreso. Llego rapidamente al barracon, me doy una ducha, me afeito las piernas rapidamente, me visto con el uniforme de calle y, a la hora en punto, estoy con Eme y los chicos en el hangar para regresar a casa. Cuando llegue, necesito coger cita urgentemente para depilarme. El viaje de regreso lo hacemos practicamente en silencio. La mayoria de nosotros llevamos los auriculares con musica.
Ahora mismo suena musica pop en los mios. Aunque me encanta el heavy, tambien me gusta el pop espanol de los ochenta y noventa. Me recuerda los anos de mi adolescencia, a mis veranos en Espana. Me recuerdan a las fiestas en la playa con las amigas de la infancia. Aunque puede parecer contradictorio que te guste el heavy y el pop; lo uno no quita a lo otro, ya que me trasladan a una epoca muy feliz de mi vida. Una epoca que huele a mar, a salitre y a playa. A tranquilidad, a hogar. Huele a barbacoas, a pasarlo bien y a estar en familia. Durante horas me abstraigo del mundo, recreando escenas de aquella epoca en las que mama untaba pan con mantequilla o Nocilla para la merienda, a pesar de que mi padre, militar americano, recto donde los haya, le recriminara constantemente la alimentacion; a lo que mi madre contestaba, con su dulce voz, que la alimentacion mediterranea era la mas completa. Cuando llego a mi casa vacia de Nueva York, despues del largo viaje, le mando un sencillo mensaje a mama, informandola de que ya he llegado. Apago el movil y, en la oscuridad y soledad de mi apartamento, me meto en la cama a dormir, al menos, quince horas seguidas. Lo necesito.
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Una sentencia al corazon
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libro rebeldes