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Cementerio prohibido
Samuel puede parecer que lo tenga todo, dinero, un buen trabajo y una familia que lo quiere. A pesar de todo, una sensacion de vacio permanente convive con el a diario.Un dia, huyendo de esa sensacion, camina sin rumbo hasta que sus pasos lo llevan al cementerio de su ciudad. Alli conoce a una enigmatica joven que le propone un trato. El debe decirles a todos lo que realmente piensa y al cabo de cinco dias ella le dira el verdadero sentido de la vida.
La reina del cementerio 1
2019 FANTASIA
27 octubre de 2018 Caminaba solo. No era consciente de donde habia aparcado el coche, y echo una mirada en derredor para poder ubicarse. La comisaria de policia le indico donde se encontraba. No estaba lejos de casa, pero por algun motivo, que ni el mismo podia entender, habia tomado la segunda salida de la rotonda en lugar de la primera que lo habria conducido, como todos los dias, directo a casa. Aquella tarde era diferente en muchos aspectos. En primer lugar habia salido temprano del trabajo, algo inedito en los quince anos que llevaba trabajando en aquella maldita empresa y con aquellos malditos companeros. Su horario de trabajo era interminable, comenzaba muy temprano levantandose a las seis y media de la manana, para conducir durante una hora hasta llegar a su destino, la mayoria de los dias debia quedarse a comer, para luego seguir trabajando hasta las ocho de la noche. En honor a la verdad no tenia un trabajo muy exigente a nivel fisico, pero su cargo de director ejecutivo de la empresa, laboratorios Bapeca, le obligaba a supervisar el trabajo de los demas y psicologicamente era una tarea agotadora. Era cierto que tenia personas que, estando bajo su mando, eran las que realmente debian controlar al resto de trabajadores, pero en contra de lo que el esperaba, era a esas personas a las que, muy a su pesar, debia controlar y supervisar constantemente. Papeles y mas papeles se amontonaban en su mesa de trabajo; informes, actas de reuniones, peticiones, sugerencias y quejas (sobre todo quejas) le impedian trabajar tranquilo y dormir profundamente por las noches. En segundo lugar, en contra de sus propios principios, se habia levantado de la mesa en la que todos estaban reunidos y los habia dejado plantados y con la palabra en la boca. Despues de casi dos horas desde que habia terminado la reunion, todavia podia sentir en la nuca las miradas de reproche y sorpresa de todos los asistentes. La reunion no habia sido tranquila, como de costumbre. Pero aquella tarde su paciencia, su infinita paciencia, habia llegado al limite. --Deberiamos estudiar los proyectos de investigacion del segundo semestre --habia dicho Amanda, su jefa de recursos humanos.
Samuel no habia podido disimular su sorpresa ante aquella peticion. No ante el hecho de que Amanda pidiera cosas extravagantes, en eso era la mejor y no conocia limites, pero si en el hecho de que en ese momento, llevando unicamente mes y medio del primer semestre solicitara hablar de los proyectos del segundo semestre. --No creo que eso se pueda discutir en estos momentos --habia respondido Samuel con voz tranquila, intentando en todo momento evitar que se le notara la rabia que sentia--. Estamos inmersos en la elaboracion y puesta en marcha de los nuevos proyectos y tan siquiera conocemos los presupuestos para escoger los nuevos. --Si, pero... --siempre habia un pero-- Si nos ponemos a ello ahora, tendremos mucho camino avanzado para cuando llegue el momento, y estaremos preparados para tomar las mejores decisiones. Eso era cierto, sus argumentos siempre gozaban de una aplastante logica empresarial, pero no asi de una logica temporal o personal. En el fondo, la unica razon que la impulsaba a solicitar aquello era que, siendo ella la encargada de planificar esos proyectos y su consiguiente contratacion de personal, queria comenzar a hacerlo ya, para luego no sentirse desbordada por el trabajo. No era la primera vez, ni seria la ultima, en la que solicitaba llevar a cabo trabajos a destiempo y sin los suficientes datos, para una toma eficiente de decisiones, y casi siempre conseguia su objetivo. Por eso, su cara de sorpresa fue la mayor de todas cuando Samuel se mantuvo en su posicion, y esgrimio argumentos legales para esquivar la situacion, aquello era lo unico que funcionaba con Amanda, los argumentos legales. --Lo siento Amanda, pero ese punto no estaba establecido en el orden del dia y ademas, considero que faltan gran cantidad de datos para que tomemos decisiones que se ajusten a una futura y desconocida realidad. --Pero... --siguio protestando Amanda. Samuel no la dejo seguir, no podia soportar ni un segundo mas aquella situacion. --Si no hay mas preguntas referidas a los temas que estaban incluidos en el acta, podemos dar por finalizada la reunion --concluyo. Sin dar tiempo a nadie a decir nada mas, Samuel se levanto de la mesa y por enesima vez ejercio su potestad como director ejecutivo para pararle los pies a otro subordinado. Sabia que aquello le traeria futuros problemas, pero en esos momentos le daba igual.
Para una vez que podia salir antes del trabajo, no iba a permitir que nadie le robara aquel preciado tiempo de vida que le habia llegado como un regalo del cielo. Como siempre, en el largo trayecto hasta casa, habia repasado una y otra vez la conversacion, y una y otra vez, los remordimientos por lo que habia tenido que hacer y las excusas que se daba a si mismo para justificar sus decisiones, le martilleaban la cabeza como un herrero que forja una espada que nunca quedara perfecta. Por ultimo, lo que hacia que aquella tarde fuera diferente del resto fue el hecho de tomar la inaudita decision de no ir directo a casa. ?Para que? Se pregunto, ?Para hacer lo mismo de siempre? Y es que siempre era lo mismo, en todos los aspectos de su vida. Camino unos metros y giro a la izquierda en la primera calle que encontro y siguio andando sin hacer ningun caso de la ligera llovizna que habia sorprendido a todos en ese temprano inicio del otono. Llevaba una camisa blanca de manga larga y unos pantalones vaqueros, que no lo protegian del todo de la fria brisa que recorria en aquella calle. Cruzo un estrecho puente que atravesaba el rio y se detuvo justo en medio para observar el inexistente cauce. Treinta anos atras el rio se desbordaba casi todos los anos debido a las intensas lluvias invernales y, como solucion, las autoridades habian decidio encauzarlo por completo y evitar las crecidas que tan cuantiosos danos economicos producia. El resultado no podia haber sido mas lamentable. El antano rio, en el que sus abuelos se banaban e incluso pescaban, era ahora un canal vacio, con dos gigantescos muros de hormigon a ambos lados, que visto desde las alturas, representaba una enorme y sinuosa cicatriz a lo largo de toda la ciudad. Las inundaciones habian desaparecido, eso era cierto, pero, en opinion de Samuel, el precio habia sido demasiado alto, a cambio de evitar problemas de caracter natural, tenian un rio muerto y esteril. Nego con la cabeza y prosiguio su camino llegando al otro lado del puente. Cruzo la calle sin importarle el bocinazo con el que un conductor, agraviado por su temeridad, le habia otorgado sin contemplaciones. Hizo caso omiso de la increpacion verbal y siguio caminando sin molestarse en mirar hacia atras y disculparse. Estaba cansado de disculparse, y mas aun, de esperar que otros lo imitaran e hicieran lo propio con el, algo que nunca ocurria.
Siguio caminando y se encontro en una enorme explanada que conducia a la entrada del nuevo y flamante centro comercial de su ciudad. Ociolandia. ?A quien se le habria ocurrido un nombre tan ridiculo para un centro comercial? Atraveso las dos columnas de entrada al centro comercial y de repente se encontro rodeado de decenas de personas que iban de un lado a otro, sin aparente preocupacion. Observo a algunas familias que paseaban con decenas de bolsas de compras en las manos, de diferentes marcas y tiendas, y que hacian malabarismos para mantener retenidos a sus hijos pequenos que gritaban y lloraban por este o aquel capricho. Rodeando algunos bancos veia grupos de jovenes que hablaban entre ellos y observo como los chicos se pavoneaban frente a las chicas y comprobo, no sin la lastima reflejada en el rostro, como estas les reian las gracietas absurdas de aquellos hombres en potencia, a los que lo unico que les interesaba era conseguir sentirse o ser considerados, el macho alfa de la manada. ?Desde cuando habia que comportarse como un verdadero imbecil para poder ganarse la admiracion de los demas? Para los chavales de hoy dia lo mas importante en sus vidas era ser aceptado socialmente y destacar en algo que, unicamente para el resto de sus amigos, tenia importancia; Ropa de marca, video juegos, moviles de ultima generacion y reality shows eran las piedras angulares de aquellas vidas. Todo lo demas carecia de importancia. Un golpe en el hombro de una persona que paso a su lado hablando por el movil le hizo darse cuenta de que estaba plantado en medio del centro comercial, inmovil. La persona siguio su camino como si no hubiera pasado nada. ?Eso era todo? ?Ni una simple disculpa? Dio un giro completo sobre si mismo, al mismo tiempo que observaba a todos los que deambulaban de aqui para alli y se pregunto si alguna de aquellas personas se habia parado alguna vez en su vida para pensar si todo aquello por lo que vivian o actuaban tenia algun sentido. La gente caminaba hablando con su acompanante, riendo, o simplemente enganchados al movil, ya fuera para hablar o simplemente para mirar el correo o las incontables redes sociales que desbordaban Internet. Se detuvo frente a un escaparate de telefonia movil y se vio asi mismo reflejado en el cristal. No podia decirse que se conservara mal. Media un metro ochenta y dos centimetros y pesaba ochenta kilos, estaba en forma. A sus cincuenta y cinco anos mantenia una buena cantidad de pelo, eso si, veteado de canas aqui y alli, conservaba una buena vision y su rostro no mostraba ningun rasgo llamativo que captara la atencion y diera que hablar cuando la gente lo conocia.
Siguio andando y conforme se adentraba en el centro comercial, un nudo comenzo a atenazarle la garganta. Sin saber el porque su respiracion se agito y el aire se negaba a entrar en sus pulmones. ?Acaso estoy teniendo un ataque al corazon? Se pregunto incredulo. Esto no hizo mas que aumentar su nerviosismo y busco angustiado, con la mirada, una salida, fuese cual fuese. Al fondo del parque comercial vio una pequena puerta que conducia a un jardin infantil. Estaba vacio, y desabrochandose un boton de la camisa avanzo, con paso ligero hacia la pequena puerta. Atraveso el pequeno parque de juegos y cruzo una pequena carretera. No sabia muy bien que direccion tomar, aquella parte de la ciudad no le era muy conocida. Con un trote ligero, como si estuviera huyendo de algun peligro que no pudiera ver pero que sentia que estaba ahi circundo una rotonda y al poco se sintio mejor. Los ruidos, las luces y el ambiente agobiante habian desaparecido. Notaba como su respiracion se relajaba y el corazon ya no queria escapar de su cuerpo. Aquella zona estaba poco iluminada pero no le importo. Camino por la amplia acera sin que nadie se cruzara con el y siguio andando sin importarle el final del camino, ni donde podria llegar. La lluvia habia dejado de molestar y solo de vez en cuando veia algun que otro solitario coche que se dirigia en direccion contraria a la que el llevaba. Al caminar miraba sus zapatos y no se atrevia a levantar la vista para no sentir la necesidad de tener que volver sobre sus pasos al comprobar que aquella zona estaba desierta, sin farolas que iluminaran el camino, ni nadie a quien pedir ayuda sin le sucedia algo.
Noto como la acera desaparecia y comprobo que ahora se encontraba ascendiendo por una pendiente semicircular de terreno sin asfaltar. Una linea metalica en el suelo lo hizo detenerse y le obligo a alzar la vista y comprobar donde habia llegado en aquella locura. La linea metalica eran los railes en los que encajaba una puerta de hierro forjada. Dio un paso atras y levanto la cabeza para leer la palabra que, en letras metalicas desgastadas por el tiempo y el oxido, atravesaba la parte superior de la entrada a la que, sin pretenderlo, lo habian llevado sus pasos. Cementerio.
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La danza del cementerio (Inspector Pendergast 9)
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