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Los caminos de Adela
Greta, Yolanda y Marta son tres amigas que deciden realizar el Camino de Santiago. El primer dia conocen a un hombre que viaja solo y con el cual comparten vivencias.
Al salir de sus rutinas cotidianas surgen situaciones que ponen al descubierto actitudes y secretos personales. Las diferencias entre ellas aparecen cuando conversan sobre temas que antes no habian tratado y una de ellas se siente atraida por el desconocido.
Al regresar a sus casas ya nada es igual, ni la relacion entre ellas, ni la relacion de la protagonista con su entorno familiar. Greta confecciona un plan para cambiar de vida, pero un reves causado por una circunstancia repentina le hace dar un vuelco a sus planes al tener que tomar la decision mas importante y dura de su vida.
El camino de regreso siempre es mas corto
2019
Greta caminaba con energia al compas de sus dos amigas. El dia era de aquellos en que el aire frio se habia llevado todas las nubes, dejando un azul intenso a la vista. Llevaba la garganta cubierta por un panuelo, de color fucsia, a tono con los cordones de sus botas verdes. Respiraba hondo. Entre paso y paso recordaba una experiencia similar de cuando era nina. Su primer dia de excursion y los nervios durante la noche anterior. Unos nervios que no la dejaron dormir obligandola a dar vueltas en la cama y mirar a cada rato el reloj. Lo mismo le habia ocurrido la noche antes de iniciar el camino hacia Santiago. Greta observaba feliz el verde que bordeaba el sendero y revivia aquella emocion de la infancia. A Greta, Yolanda y Marta, la idea de hacer juntas el Camino de Santiago les surgio a partir de coincidir los lunes por la tarde en el campo de futbol, donde acompanaban a sus hijos a entrenar cuando eran pequenos. Un dia acordaron, para aprovechar el tiempo de entreno de los ninos, ir con ropa comoda y hacer algo de ejercicio. Trazaron un recorrido de hora y media, que era el tiempo que duraba el entreno de los ninos. Los lunes se convirtieron en los dias de caminata para ellas. Aunque los ninos crecieron y se hicieron mayores como para ir solos al futbol, ellas los seguian acompanando para seguir con su rutina de ejercicio. Una tarde Yolanda les hablo de un companero de la oficina que habia realizado el Camino de Santiago sin prepararse.
Si el habia sido capaz de terminarlo sin preparacion, ellas tambien lo podrian hacer. Ese mismo dia se pusieron manos a la obra y lo planificaron. Era todo un reto para ellas. Greta observaba a sus dos amigas que le habian tomado la delantera. Sonreia al ver las figuras que dibujaban sus sombras, exagerando lo diferentes que eran. Yolanda con su metro setenta, esbelta, delgada casi como la Olivia de los dibujos animados de Popeye que tanto le gustaban a ella de nina. Pero esta era una Olivia moderna, de aquellas que pisan fuerte sin necesitar a ningun Popeye que las defienda. Marta daba dos pasos por cada uno de Yolanda. Marta era una mujer de tronco robusto y piernas delgadas. Greta a veces bromeaba diciendole que debia ser descendiente de algun hobbit por el 40 que calzaba. Las botas de caminar, de un numero mayor del habitual, se veian de un tamano desmesurado al sostener su metro cincuenta y seis. A Marta le molestaba hasta tal punto que se metieran con su talla de zapatos que, durante un tiempo, dejo de ir a caminar con Greta porque esta bromeaba sobre ello. Consciente de la talla de sus pies, los disimulaba llevando zapatos de tacon medio con punta redondeada de tonos oscuros. Predominaba en su look diario el pantalon de linea recta que le cubria mas de medio pie. Marta tenia unos ojos vivos y peculiares, redondos como canicas, en tonos verdes, marrones y amarillos, a conjunto con su cara de luna llena.
Eran tan diferentes entre ellas que a nadie se le ocurriria preguntarles si eran familia. Greta era una mujer de mirada felina, tipica de las nacidas en el mes de agosto, que poseia una figura curvilinea acentuada por algunos quilos de mas, bien repartidos. -[?]- Dejaron atras la subida y les tocaba descender por un camino estrecho, bordeado de robles y castanos. Tras la bajada llegaron a una zona de descanso que las tres agradecieron. Estaban exhaustas. Hacer una parada para descansar era lo que les pedia el cuerpo en ese momento. Habian salido del albergue con un cafe en el estomago que hacia rato les habia llegado a los pies. Sacaron unos bocadillos y unas botellas de agua de una mochila ligera que utilizaban para realizar las etapas. Las mochilas de mayor peso las habian dejado en un coche de apoyo que habian contratado para no ir tan cargadas. Estaban sentadas en un banco de piedra bajo la sombra de un roble, observadas por la mirada indiscreta de una garza que esperaba a que alguna miga de pan se les cayera para llevarsela al pico. Guardaban silencio mientras daban los ultimos mordiscos a los bocadillos. Yolanda, mientras se colocaba detras de la oreja un mechon de pelo que se le habia soltado de la cola, comento. --Seguro que vuestros maridos me estaran poniendo verde. --?Por que piensas eso? --pregunto Marta. --Porque me los conozco.
Deben de pensar que la instigadora del viaje he sido yo. Como estoy soltera y no tengo pareja me deben de haber declarado culpable de que esteis de viaje en lugar de estar en vuestras casas con ellos. --No me extranaria que lo pensasen. Eres un blanco perfecto y es comodo echar balones fuera de casa. Me imagino a nuestros maridos pensando que nos has embaucado, porque no querias hacerlo sola --contesto Greta riendose. Yolanda lo preguntaba porque habia notado cierto cambio de actitud en Gabriel, el marido de Greta, con respecto a ella. Las veces que se lo habia cruzado habia sido menos amable de lo habitual. Yolanda se habia quejado en alguna ocasion sobre las injustas diferencias entre hombres y mujeres en su ambito laboral. Decia que los hombres tenian mejores oportunidades y estaban sobrevalorados en el sector de los Bufetes de abogados. Esos comentarios hicieron que Gabriel pensara que era una mala influencia para su mujer. Gabriel estaba convencido de que toda la idea del viaje giraba en torno a Yolanda. --Las tres colaboramos en la idea. Lo bonito es que nos gusto desde el principio a todas... !Y aqui estamos! --dijo Marta. Los pensamientos de Greta volvieron a las ultimas semanas vividas antes de salir de viaje. Ellas organizaron una cena para explicar, al grupo de amigos, sus planes de realizar el Camino de Santiago.
Gabriel no pudo disimular la cara de sorpresa ante la noticia de que su mujer se iba con sus amigas, de viaje y sin el. A Gabriel no le habia dado tiempo de preparar una excusa convincente para evitar que Greta pudiese ir. Gabriel se contrario, aunque aguanto el tipo durante toda la velada. Al llegar a casa, Gabriel dejo caer sobre Greta toda la rabia que habia contenido durante la cena. La acuso de imprudente e irreflexiva. De tomar decisiones sin contar con la opinion de los demas. Greta le habia hablado en repetidas ocasiones sobre la salida de chicas y de que estarian una semana fuera porque se iban hacer el Camino de Santiago. Como de costumbre, el no le habia prestado atencion. Penso que era otra fantasia mas de su mujer y que al final ella buscaria un pretexto para no tener que ir. En las semanas siguientes, hasta el dia en que cogieron el tren camino a Sarria, Gabriel adopto una actitud hostil, hablando solamente lo indispensable con Greta y lanzandole miradas severas cada vez que se le presentaba la ocasion. Greta, por contentar a Gabriel, estuvo a punto de renunciar a otro sueno. Marta empezo hacer un gesto de negacion con la cabeza que indicaba su desaprobacion. --Juan y nuestro hijo estaran felices. Comeran pizza y hamburguesas todos los dias y en todas las comidas. Sera una semana de fiesta para ellos.
A veces pienso que es mas nino el padre que el hijo. --Pero si Juan es mas bueno que el pan --dijo Greta. --!Te lo hubieses quedado!, que en su dia pudiste. Greta respiro hondo para no dar importancia al comentario de Marta. Greta y Juan habian crecido juntos en el mismo barrio y compartido colegio desde la guarderia. Al llegar a la adolescencia, Juan le pidio a Greta que salieran juntos. Esta le dejo muy claro que entre ellos no tenia cabida nada mas que la amistad. Juan, cuando empezo a salir con Marta, le presento a Greta como su mejor amiga. En una cena en casa de Greta, despues de unos vinos, la lengua de Juan se solto y explico que habia estado enamorado de Greta desde parvulos. Desde aquella cena, Marta siempre que podia hacia referencia al tema en tono sarcastico. Greta empezaba a estar cansada de las indirectas de Marta. --Juan no era para mi. !Demasiado buena persona! Le tengo carino de hermano y creo que es un tema cerrado, Marta. --Greta busco los ojos de Marta para asegurarse de que lo habia entendido. Marta bajo la mirada y Greta dio el asunto por finalizado.
--No os quejeis, que teneis dos soles de maridos --dijo Yolanda y encendio un cigarrillo que tenia entre los dedos. Greta torcio ligeramente la boca en un gesto de desagrado y comento. --Quien convive con la pareja es quien sabe el tipo de <
Me marca tendencias y me dice que tipo de ropa es la mas adecuada para mi. --No sera para tanto, Greta. Eres exagerada para todo. Dudo que te diga lo que te tienes que poner. No veo en ti a una mujer que se deje influir --le reprendio Yolanda. --Eso es lo que tu crees y lo que piensa todo el mundo: que yo soy la que manda en mi casa. !Pues no, bonita!, de eso nada. --Greta, al tiempo que se le ponian los ojos vidriosos, hizo una pausa y continuo--. ?Os acordais de la boda de mi prima Maria? Cuando mi madre me vio aparecer, casi le da un patatus. Fuimos con Gabriel al Corte Ingles. Me enamore de un mono rojo que me quedaba espectacular. Sali del probador contenta de haber encontrado el traje perfecto para el evento. Gabriel, despues de inspeccionarme y sacarle defectos a la prenda, me dijo que como iba a ir a una boda vestida de esa manera. El buzo <
Acabe eligiendo un traje chaqueta gris de rayas diplomaticas con una blusa blanca. ?Sabeis?, lo pase fatal. Aparecio la hermana mayor de mi madre vestida con el mismo traje que yo. !Mi marido me habia ayudado a vestirme de abuela! !Que mal trago! Cuando llegue a casa colgue el traje en el trastero y alli esta, no me atrevi a tirarlo. Lo guarde para mirarlo de vez en cuando y no bajar la guardia. No he vuelto a ir de compras con Gabriel. Me desmotivaba. Cuando algo me gustaba me decia: <
El salir de su entorno habitual le habia propiciado el confiarse. Era reacia a contar sus trapos sucios a su circulo de amistades, esos los lavaba en casa. Era el primer dia de caminata y ya habia bajado la guardia. Greta, para olvidarse de su desliz verbal, entretenia su mente con otros pensamientos. Recordo un tema que hacia dias le rondaba por la cabeza, sobre unos comentarios que habia oido acerca de Yolanda y se lo queria preguntar. Se pego a Yolanda, la empujo levemente con el hombro, la miro con cara de traviesa y le dijo. --Hace semanas que tengo ganas de hacerte una pregunta un poco indiscreta. --?A mi?, ?que he hecho yo ahora? --contesto Yolanda intentando disimular su sorpresa con una falsa sonrisa--. !Venga dispara! ?A que indiscreciones te refieres? Puede que te conteste o no, segun me parezca. --Yolanda murmuro por lo bajito--. A ver con que me sale esta ahora. --Estas en boca de algunas mujeres del pueblo, sobre todo de las solteras. --Que cosas tienes --contesto Yolanda y puso cara de: ?que me estas contando? --Te digo lo que he oido. Se comenta que se te ha visto cenando con el director del Santander. Ese morenazo de ojos negros y cuerpo de discobolo.
Hay quien asegura que entre vosotros hay algo. Yolanda fulmino a Greta con la mirada. --Desde luego hay gente que se aburre. Me dan pena, no les pasa nada interesante en su vida y se tienen que entretener hablando de la de los demas -- dijo Yolanda. --No me mires mal, solo te he dicho lo que he oido. --Se defendio Greta-- y acelero el paso para alcanzar a Yolanda, a quien parecia que le habia entrado prisa de repente. --A mi tambien me contaron algo en la tienda. Una clienta me lo insinuo de forma muy sutil. Saben que salimos a caminar juntas y me intento sonsacar informacion --dijo Marta. --Bueeenooo siii. Me invito a cenar en una ocasion y repetimos un par de veces. Se lo tiene creido. Un hombre que se mira mas que yo al espejo, pierde puntos. Con dos veces ya tuve bastante para darme cuenta del palo que iba. Mucha imagen, mucha planta y mucha informalidad.
Estaba, en la cena, mas pendiente del movil que de nuestra conversacion. En la primera cita se marcho al lavabo, logicamente con el movil en la mano, y me dejo alli mas de diez minutos esperando. En la ultima ocasion, si hubiese tardado un minuto mas, me hubiese levantado y marchado. Despues de esa noche decidi no verlo mas. Me decepciono y no os he contado nada porque no ha habido nada interesante que contar. --?Que no ha habido nada?, pero ?nada de nada?, tu ya me entiendes, ?ni un roce? --pregunto Greta curiosa sabiendo que se metia donde no debia. Yolanda no se podia creer lo que Greta le acababa de preguntar. Dudo un momento entre responderle o soltarle un buen corte de mangas. No le gustaba que se entrometieran en su intimidad y tras una breve pausa Yolanda se relajo y contesto con contundencia. --Si es al tema sexual a lo que te refieres, te informo de que no vale la pena. --!Vaya con el morenazo!, mas de una se va a llevar una desilusion. Greta y Yolanda se miraron con complicidad y rompieron a reir. A Marta le cambio el tono de la cara, parecia que le hubiese salido de golpe un sarpullido de rosacea. Le dirigio una mirada severa a Yolanda y le dijo en voz baja y tajante. --Si yo estuviese soltera como tu, pasaria de los hombres.
Hablais del sexo de tal manera que parece algo normal a nuestra edad. !No somos adolescentes! Somos mujeres maduras que ya hemos cumplido. Greta clavo la mirada en Marta. --?Y tu marido?, ?que dice respecto a eso? --le pregunto. --!Nada!, ?que va a decir? Ya tenemos una edad en la que el sexo no entra en nuestros planes. --?Te has molestado en preguntarle a tu marido que piensa sobre el tema? -- Greta se dio cuenta que Marta se sentia algo molesta, pero eso no la freno y continuo--. Otra suposicion es que no tienes sexo porque no te gusta o, tal vez, quien no te gusta es tu marido. --No te importa si me gusta o no el sexo y menos si me gusta o no mi marido, lo que digo es que ya somos mayores para cosas de juventud --contesto Marta ofendida. Greta dejo caer los parpados y al abrirlos de nuevo le dijo: --Tranquila, a todos nos ocurren cosas que nos cuesta aceptar y explicar. --Y tu, ?como lo llevas? --pregunto Marta rebotada. --Pues yo lo llevo como una obligacion conyugal. Hay que cumplir. Cuando toca, toca, sin demasiado entusiasmo. --?Pero a ti te gusta el sexo? --insistio Marta, suponiendo que la ponia en un aprieto. Greta le contesto sin tapujos.
--He sido una mujer pasional pero desde hace unos anos he perdido el interes por el sexo. He caido en la monotonia y me aburre o, seguramente, quien me aburre es la persona con quien lo practico. Puede que cambiando el acompanante me reactivase. --Yo creo que somos tres mujeres esplendidas, jovenes y guapas. Estamos en una estacion de nuestra vida magnifica y nos merecemos disfrutar de todo, sexo incluido. Aunque creo que teneis algun problema en vuestras relaciones matrimoniales. Yo de vosotras me lo haria mirar --les aconsejo Yolanda. --En particular, yo no creo tener ningun problema. Es lo normal en las parejas a nuestra edad y que llevan tiempo juntos --dijo Marta cargada de razon. Greta pensaba que Yolanda tenia razon. Por ese dia ya habia dado rienda suelta a su lengua mas de lo que solia hacer y era mejor guardar silencio. Marta daba pasos mecanicos con actitud indignada. Juan fue el primer chico que se le acerco. A los padres les gusto el chico y su relacion se formalizo rapido. A ella nunca le cosquilleo el estomago con Juan, eso solo le ocurria cuando saludaba aquel vecino que vivia a tres puertas de distancia de la suya y con quien no tuvo otra opcion que la de tener una amistad.
Siguieron andando a buen ritmo una junto a la otra, ahora calladas, cada una metida en sus cavilaciones. Cruzaron un puente de origen romano que les daba la bienvenida. El rio Mino, a sus pies, junto a la villa acogedora de Portomarin que se levantaba enfrente, formaban una postal para recordar. Se adentraron en las calles del pueblo hasta encontrar la plaza donde el coche de soporte estaba esperandolas. Recogieron las mochilas y se dirigieron al albergue. En sus caras habia reflejos de cansancio y satisfaccion. Habian cumplido su primer dia de etapa.
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El camino para llegar hasta mi
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