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Anade amor a la receta
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Y asi acaba el programa de hoy. Mostro sus cupcakes de streusel, una receta adaptada de la maravillosa Martha Stewart, que, si bien no eran los habituales hechos con mantequilla batida, habia considerado que de esos habia ya hecho muchos videos. Siempre buscaba originalidad. De vez en cuando hacia programas en directo desde su cocina, durante el confinamiento de la pandemia que habia caido encima de toda la poblacion, aunque lo habitual era grabarlos y editarlos para respetar los tiempos de coccion, y porque, la verdad, se estresaba mucho menos. En estos programas en directo solia acabar sudando y despeinada, con su gorro estampado humedo, pero la interaccion con sus seguidores le daba la vida. Y su amiga Paula, aficionada a la cocina, solia ayudarle a contestar los comentarios mientras ella estaba alli, dandole a los fogones. Parecia increible que tanta gente se hubiera aficionado a cocinar. Sus recetas de pan casero, de tener cincuenta visualizaciones, habian pasado a mas de cuarenta mil y los suscriptores, de ciento veinte, crecieron hasta los doce mil. Y cada dia aumentaban. Despues de salir de sus estudios de cocina y haber hecho practicas en algunos restaurantes, habia venido todo ese desastre y su posibilidad de encontrar trabajo se esfumo. Precisamente la hosteleria fue la mas afectada. Muchos restaurantes cerraron y los que abrian, al principio, no necesitaban empleados. Despues de nueve meses del fin del estado de alarma, por fin las cosas parecian volver a la normalidad, aunque ella seguia sin trabajo. Por suerte estaba cobrando algo de prestacion de desempleo, pero no le llegaba ni para los gastos mensuales. Sus padres tenian que echarle una mano, aunque procuraba no pedirles mucho.
La pequena industria familiar de quesos tambien habia bajado mucho y la peluqueria de su madre estaba teniendo pocos resultados. Menos mal que su hermano mayor, Julio, bombero de profesion, seguia trabajando e incluso, como hacia horas extras, de vez en cuando le daba algo de dinero a cambio de hacerle la comida todos los dias. Vivian pared con pared, en el antiguo piso de la abuela materna, que habian dividido en dos pequenos. Aun asi, tenian que pagar alquiler a su tia, a quien pertenecia la mitad del lugar. Asi que empezo a hacer videos con el telefono heredado de su hermano, bastante caprichoso para la tecnologia, y que hacia unas fotos alucinantes. Y desde que los encerraron a todos en casa, no sabia por que, se empezo a compartir su canal, y ahi estuvo, durante todo el estado de alarma, cocinando y cogiendo cada vez mas soltura ante la camara, y por supuesto en los fogones. Le encantaba pasar rato poniendo un plato bonito, con mil detalles imaginativos. Sabia que esto, en una cocina de verdad, a menos de que hubiera mucha gente trabajando, no se podia hacer. Pero mientras, disfrutaba. Lo que ya no disfrutaba tanto es que se le iban a acabar los meses de paro, solo le quedaban dos, asi que era urgente encontrar un trabajo. Los restaurantes que subsistian estaban mucho mas solicitados, pero seguian con algunas medidas de distanciamiento. Lo bueno es que se acercaba la primavera y esperaban que con las terrazas se aligerase el problema. A pesar del pequeno rebrote de noviembre, parecia haberse solucionado. Con la vacuna que un equipo espanol habia obtenido en las investigaciones, Espana estaba en el top de los paises con menos posibilidades de contagio, asi que el turismo volvia a convertirse, como siempre, en el principal ingreso del pais. Ella habia echado curriculos, pero estaba complicado.
Los cocineros de los restaurantes que habian cerrado estaban disponibles, y aunque habian aumentado los servicios de caterin, ella queria trabajar en un restaurante, y ser una top chef. ?Suenos demasiado altos? ?Por que no? Es algo que hablaba con Paula, su mejor amiga, que por suerte seguia trabajando en el periodico como chica para todo, y no podian prescindir de ella. Las dos hablaban todas las tardes por videochat y planeaban juntas lo que iban a hacer en su vida. Incluso sus padres habian aprendido a hacer videollamadas, con lo que se habia pasado las tardes hablando. Y tambien ideando recetas, haciendo la lista de la compra y preparandola para, publicar un video en dias alternos. Gracias a ello no se habia agobiado en su pequeno piso de cincuenta metros cuadrados. Y ahora que se habia acabado todo, ?que iba a hacer con su vida? Capitulo 2. Soy un cocinero Diego refunfuno de nuevo sobre el fogon. El nuevo ayudante de cocina, Luis, habia vuelto a sacar una ensalada horrible, amontonada, sin gusto. Por muy primo del jefe que fuera, era un chapucero y se escaqueaba todo lo que podia del trabajo. Tenia que hablar con Alberto. Acabo el servicio con mas estres del que tenia al empezar y se dirigio hacia el despacho donde Alberto revisaba los tiques del restaurante. Desde el fin de la pandemia, habian vuelto a retomar la actividad, primero al tercio de la capacidad, luego a la mitad y finalmente ahora, en marzo, en su totalidad. Eso si, seguian con diferentes medidas: no se quitaban la mascarilla para nada, ni el gorro, y tampoco comian alli, como antes. Las mesas estaban mas separadas, incluso algunas con un panel transparente.
Diego penso que esto le costaria el cierre a Alberto, pero este aguanto, echando mano de los creditos del gobierno y tambien de los ahorros de toda la vida. No queria dejar morir al recien reformado restaurante. La Espiga, se llamaba, y llevaba cuarenta anos en el centro de la ciudad. Para el era todo un alivio, porque cocinar era su vida. Disfrutaba de cada plato, desde un sencillo huevo frito hasta la deconstruccion mas complicada y diferente que podia pensar. Porque, aunque era el segundo de Alberto, llevaba la responsabilidad del cambio de carta y de investigar sobre nuevos platos y raciones. Pero con Luis, su paciencia se estaba acabando. Se quito el delantal y lo echo al cubo de ropa sucia que luego seria lavada a mas de sesenta grados. Llamo al despacho de Alberto y entro sin esperar su respuesta. --Hola, ?que tal hoy? --Hoy cubrimos gastos, y aun sobra algo. --El fornido cocinero suspiro--. Parece que esto remonta. --Si, para ser jueves, ha estado muy animado. Manana y pasado seguro que son mejores. Esto, Alberto, queria hablarte de algo.
--Claro, hijo, dime. --El cocinero miro con carino a su segundo, que empezo con el a los dieciocho y ya llevaban doce anos trabajando juntos. Era como un hijo. --No quiero fastidiar, y ya sabes que yo enseno a quien quiere aprender, pero es que Luis... no tiene ganas. --Ya lo se, Diego --suspiro su jefe--. Pero es un sobrino de mi difunta esposa, y de alguna forma, me siento obligado. ?Crees que no vas a poder hacer nada con el? --No. Lleva ya tres semanas, y sigue sin aprender como hacer la ensalada mas basica. Lo siento, Alberto. De verdad que he intentado ensenarle, pero esta pensando mas en salir al callejon a fumar que en otra cosa. --Tiene veinte anos... --Lo se, pero yo con dieciocho ya cocinaba y no me escapaba... y no es que quiera compararlo, pero sinceramente, no tiene ganas de trabajar. --Esta bien, hablare con mi cunada. Bueno, primero hablare con el. Pero tendremos que buscar otro cocinero, o cocinera. Mira estos curriculos.
Ayudame a elegir. Alberto le dio una carpeta con una docena de curriculos que le habian llegado tras la pandemia. Habia descartado muchos y al final, solo tenia esos guardados por si acaso. Diego se cruzo con Luis, que entraba de la calle de echarse un pitillo, o, peor aun, un cigarrito feliz, segun olio. !Ya lo que le faltaba! --Luis, ven a mi despacho --grito Alberto. El chico se volvio hacia Diego y lo miro mal. <
--Si que se lo ha tomado mal --dijo Diego preocupado. --Y eso que no lo habia llegado a despedir. Pero ha dicho que renuncia. Creo que estabas muy acertado con el. Gracias. Pero ahora, por favor, ayudame a encontrar la persona adecuada. Diego asintio. Se llevaria los curriculos a su casa, asi podria estudiarlos. No sabia si era mejor que fuera experimentado o recien salido de sus estudios de cocina... Algo que valoraria con una copita de vino en su casa. Capitulo 3. Soy un bombero Julio salio del turno de noche y paseo por el centro. Eran casi las dos de la manana y la noche estaba fresca, con un aire agradable; y recien duchado, tenia ganas de estirar las piernas. Hoy no habian tenido ningun aviso de importancia y habian pasado la mayor parte del dia entre papeleos y partidas a las cartas. Su supervisor le habia <
Esperaba que su hermana le hubiera dejado alguno de esos cupcakes que le habia visto en YouTube. Sus companeros de la estacion le habian amenazado con hacerle el vacio si no les llevaba alguno para probar. De todas formas, Monica siempre lo hacia; preparaba de mas para que al dia siguiente el pudiera llevarle a sus seis companeros. Paso por delante del restaurante La Espiga. Si no hubiera roto con Marta, hacia ya tres meses, la hubiera llevado para celebrar su tercer aniversario. Todavia estaba en shock por ello. Vio salir a un hombre fornido cargado con un par de bolsas de reciclaje. De repente, otro lo empujo de forma violenta, lo tiro al suelo y se fue corriendo. El hombre estaba echado sin moverse, asi que Julio cruzo la calle corriendo y lo examino. Yacia inconsciente, con un fuerte golpe en la cabeza. Ademas, como llevaba unas botellas, se habia cortado en alguna parte del cuerpo; habia sangre en el suelo. Llamo a una ambulancia que acudio a los diez minutos. Consiguio que el hombre recuperara la consciencia y al contarle lo que habia pasado, le dio las gracias. No habia visto a su agresor. Julio llevo las cosas al reciclaje y hablo con la policia.
Su amigo Sergio era el que habia acudido; lo habia llamado a el directamente. Le explico todo y se fue a casa. Capitulo 3. Soy una... chica para todo Paula llevo el cafe a Carlos, su jefe, que miraba distraido las noticias. Ya no era obligatorio utilizar la mascarilla en la oficina, aunque habian consensuado con la empresa, que era una editora fuerte, que cada mes les harian las nuevas pruebas rapidas, con un 92 % de fiabilidad. Asi que le dejo el cafe expreso y una galleta en su despacho y se dirigio hacia su puesto de trabajo. Alli le esperaba una pila de documentacion para revisar, extraer lo mas importante y luego archivar. La oficina de noticias de la ciudad nunca habia estado con tanto trabajo ni con menos personal, asi que le tocaba hacer de todo. Incluso habia tenido que escribir la seccion de noticias de la calle, aunque no era periodista. La companera que cubria esa seccion habia caido victima de la enfermedad y estuvo ingresada dos meses en el hospital. Aun estaba en casa, teletrabajando. Por eso, Carlos echaba mano de ella para todo. Lo mismo llevaba un cafe que corregia un articulo. A ella no le importaba; le encantaba su trabajo, sentirse util y ayudar a los demas. Tampoco estaba mal pagada y generalmente las tardes las tenia libres.
Solo le faltaba una cosa en su vida, que el tipo del que estaba enamorada le hiciera caso. Suspiro ruidosamente y su companera, una periodista italiana afincada en la ciudad desde hacia mas de treinta anos, la miro sonriendo. Ademas de su querida amiga Monica, con ella tenia mucha confianza. Y, de todas formas, no podia contarle a su mejor amiga que estaba enamorada de su hermano desde que tuvo ojos en la cara. Cuando acudia a algunas quedadas con el, se le iban los ojos a su rostro, tan moreno como el de Monica, con su barba de dos dias y sus brazos musculosos, era un bombonazo. Bombero Bombon, como le habia apodado ella. Si es que lo tenia todo, pero para el, ella era como su hermana pequena. Y eso que solo se llevaban cuatro anos. La italiana le decia que algun dia la veria como una mujer, que le diera celos, pero ella se veia incapaz. Ademas, entre el confinamiento y anteriormente el cuidado de sus padres, que, afortunadamente, estaban ya bien, llevaba un ano sin salir. Y lo mismo le pasaba a Monica. Asi que eso se iba a acabar, iban a salir de fiesta y de caza y captura. Ya habian habilitado algunos pubs de tardeo y como ellas tenian el certificado de la aplicacion que las clasificaba como <
Aunque su amiga se resistio, al final pudo convencerla. Monica no queria gastar mucho dinero y menos en copas, y tampoco veia la utilidad de salir a ligar. --Mis prioridades van por otro lugar --le habia dicho cuando le recomendaba que tenia que echarse novio, o que echar un polvo. --Ya lo se, y yo tambien quiero seguir trabajando y pagando mi alquiler. Pero hay que darle una alegria al cuerpo de vez en cuando. Asi que, sin mas argumentos, habian quedado en el pub. Estaba en el centro, asi que no tardarian mucho desde sus respectivos apartamentos.
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