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Mi medio limon
Me llamo Clara. Clara, como la mujer anciana de la portada de este libro. Era mi bisabuela. A su lado reposa mi madre. Tenia la misma edad que yo. Tan solo doce anos. Doce anos no son nada, apenas el inicio de una primavera que esta aun por florecer; pero fue precisamente a mis doce anos cuando recibi su herencia, hecha de palabras, de memorias, entre almohadones y susurros. Durante las largas siestas de su ultimo verano, mi abuela Magui me relato su vida, la recupero para mi. Vivencias unicas, la historia de nuestra familia en un momento tragico en el que Espana se moria de tristeza. <
Limonov
2019 HECHOS REALES
E ste libro se fraguo durante mi infancia... En Zaragoza. En casa de mis abuelas maternas. El agua de limon me atrae, me trasporta a mis largas siestas veraniegas, junto a mi abuela Magui; ella me regalo la historia de su vida. Le prometi que algun dia la escribiria; la palabra de una nina inconsciente y juguetona, que apenas se daba cuenta de lo que ofrecia. Con su muerte, su vida quedo sumergida en el fondo de mi memoria, como una historia mas, narrada, apasionada, despojada de toda sensacion de realidad, llena de luces y sombras. Desposeida de todo infantilismo, volvio a mi, como un milagro. Su recuerdo de nuevo se hizo mio, en el momento de mi vida en que yo mas lo necesitaba... a la deriva, navegando sin rumbo, un torrente de pensamientos me envolvio, me acogio y me recupero para escribir. Evocar una historia veridica es siempre dificil, pero mucho mas cuando es personal, toca tus sentimientos y los de los tuyos. Es entonces cuando la escritura se vuelve subjetiva, inventamos personajes, sus ideas, reacciones, la fantasia que los envuelve y la pasion que emanan se entrelazan en ver y sentir la vida de forma autobiografica, enigma, locura... todo ello se fusiona en una misma obra. En un solo deseo: acabarla. El hombre es un dios cuando suena y un mendigo cuando reflexiona... He sonado con finalizar esta obra desde el dia en que la inicie, un deseo que ralentizaba gozosa, porque disfrutaba de cada palabra que escribia y del tiempo que le dedicaba. Sin embargo, la mendicidad ha llenado algunos de mis parrafos donde hubiese querido expresar libremente mis sentimientos. Mi reflexion y comedimiento son fruto del pudor; he cambiado algunos de los nombres de los personajes y lugares, a peticion de mi madre. Los personajes son casi todos reales, los lugares que cito y describo tambien, algunas situaciones son inventadas segun mi percepcion o mi deseo de que hubiese sucedido tal cual lo expreso, mis lagunas las lleno de emocion, mis miedos de imaginacion, ya no tengo a quien preguntar, ya nadie sabe nada y los que pudiesen quedar vivos estan perdidos en las tinieblas del olvido. Si alguien tuviese la medida de la lengua, sabria lo conveniente que es hablar y al mismo tiempo callar; yo he seguido mi intuicion, he sido mi propio policia, mi duelo ha sido mi pensamiento, pero el libro ha sabido avanzar seguro, y pese a todo, ha crecido y explorado su propio destino.
J.B. Ballard escribio: Creo en la muerte de las emociones y el triunfo de la imaginacion para rehacer el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la noche, trascender a la muerte... Creo en el misterio de la vida y la melancolia de una mano, en la amabilidad de los arboles, en la sabiduria de la luz, en la locura, en la verdad de lo inexplicable... Creo en los proximos cinco minutos... Creo en la historia de mis pies. Y asi comienza... CAPITULO 1 <
A mis yayas... Y cuando hablo de mis yayas me estoy refiriendo a mis abuelas maternas... !Tuve dos! Si, se que es dificil entender que uno pueda tener dos abuelas maternas y una paterna, pero en mi caso fue algo real y maravilloso, porque ellas fueron una constante, una referencia; ellas formaron mi infancia. Pasaba largas temporadas con mis yayas, Magui y Francis, en Zaragoza; ellas vivian juntas en una preciosa casa en el centro de la ciudad, una casa que para mi era como un palacio de cristal, donde habia espacios prohibidos, donde no se podia tocar casi nada. Adoraba aquella casa, para mi era como un misterioso tesoro; en mi curiosidad candida abria puertas y me dejaba llevar por mi fantasia siempre desbordante, creaba quimeras y las compartia. Ellas podian ser al mismo tiempo hadas o brujas segun me convenia. Su salon prohibido guardaba secretos que yo debia encontrar entre libros milenarios, un mapa o una pista que me llevase a resolver el misterio que cada dia me inventaba. Mi creatividad no tenia limites, como no tenian limites los cientos de libros, algunos nuevos, otros antiquisimos, que se acumulaban en las estanterias, mezclados con la plata que limpiaban cuidadosamente una vez a la semana como si fuese un ritual magico; porcelana autentica de la china y muebles llenos de bordados. Todo era delicado, pero al mismo tiempo bohemio, acogedor seria la palabra mas apropiada; me encandilaba, desde la pieza inaccesible del salon al resto de la casa; nada que ver con la funcionalidad practica de mi hogar. Magui y Francis eran hermanas, las dos madres de mi madre, la genetica y la razon, el corazon y la educacion; ellas amaban incondicionalmente a su unica hija, la que no habia tenido, la que solo le quedaba, y esto provocaba situaciones de lo mas enrevesadas, los celos, la envidia, el amor, la solidaridad, el companerismo, la hermandad; las contradicciones reinaban continuamente entre ellas. La necesidad les habia convertido en viajeras del mismo barco, viviendo bajo el mismo techo; una necesidad hecha de soledad, de compania, de carino dirigido en una sola direccion. Mi madre. Fueron veranos felices e intensos donde engordabamos muchisimo; mis yayas nos cuidaban a todos los nietos como si fuesemos principes y nos cebaban con lo mas apetitoso, lo mas especial... !Agua de limon!, todo lo que queriamos, ellas nos lo daban, era perfecto... un territorio de juegos, un suelo donde pisar, donde poder crear, donde aprendiamos el valor de la amistad, donde volabamos en libertad, la huella de la infancia imborrable y prodiga. Del anonimato, al protagonismo mas absoluto. En aquellos dias, me sentia demasiado importante y los recuerdo despues de tanto tiempo con una claridad cegadora, como si me hubiese sucedido ayer... CAPITULO 2 <
Yo aun no lo sabia, pero aquel seria nuestro ultimo verano juntas. No fui capaz de rodar una sola lagrima cuando murio, me vesti de colores el dia que la enterramos, sabia que a ella le gustaria, no reconoci su cuerpo inerte, descolorido y frio en el tanatorio. Tras el cristal plagado de huellas dactilares marcadas, solo habia una triste figura que no era mi yaya Magui, me desligue de su imagen mortuoria y no me senti afligida, era como un juego tetrico estar en el cementerio, la gente que nos rodeada estaba compungida, yo observaba a mi madre, ella aceptaba con paciencia cada condolencia, con pasividad casi; tampoco ella mostraba ninguna emocion, ningun dolor podia lastimarnos, ningun llanto tocar nuestra alma. Magui vivia y yo la sentia muy cerca todavia, sus palabras aun resonaban en mis oidos, no hacia ni cinco meses desde que habia compartido mis ultimas siestas con ella, tenia una historia que contar, su historia. La mente de un nino es un prodigio de banalidades, demasiado protegida del dolor, y yo me fui olvidando... de sus caricias, de su voz, de ella; su rostro comenzo a desdibujarse en mi mente... !agua de limon!... o quiza no. Yo adoraba su cuerpo mullido que me envolvia entre sus grandes brazos y me embriagaba con su perfume de flores y dulces caseros; es curioso, todavia hoy recuerdo y percibo su olor en algunos rincones de la casa de mis padres, en determinadas prendas, ropa de cama y armarios roperos que mi madre conserva aun con primor. He intentado en vano reproducir su olor comprando los mismos jabones y cremas que ella usaba, pero el resultado no es el mismo, su aroma era especial. Fue asi como comenzo a contarme su vida, como un cuento infantil. En cada siesta, ella desmenuzaba su alma sin que yo, criatura sin ninguna malicia, percibiese que tenia alguna relacion con ella, su historia era real y yo no lo sabia, narro de memoria muchos episodios donde la desdicha, la alegria, el amor, el desamor, los desencuentros, los encuentros, hicieron que yo llorase, me emocionase, y en otras ocasiones riera sin parar; pero sobre todo, consiguio que, voluntariamente, quisiera dormir la siesta en aquellos dias infernales de verano donde el aire acondicionado era un espejismo todavia no inventado y donde la imaginacion era lo unico que contaba para lidiar con aquellas jornadas de nietos interminables. Magui, como todos la llamabamos en casa, se llamaba en realidad Maria, era la hermana pequena de mi abuela materna, Francis; ella se convirtio en abuela, la tercera por derecho propio, y en nuestro angel de la guarda por derecho reconocido. No es que yo crea en estas cosas de espiritus, almas o reencarnaciones, pero sinceramente, siento que vela por nosotros cada dia y pese a mi ateismo manifiesto, a veces me sorprendo invocando su ayuda y proteccion, como si de Dios se tratase. Se fue muy joven de nuestras vidas, pero dejo huella, en todos, a su manera en cada uno. A mi me dejo la huella de la historia, que no tardaria en descubrir veraz, y despues de mil preguntas sin respuesta y de mil respuestas sin preguntas, de anos pasados, de escritos, de indagaciones; con la madurez comence a investigar ya en serio, intente poner sobre el papel su memoria y unirla a otros retazos que habia escuchado a Francis, que por fortuna para mi, fue de gran longevidad. Con todo ello, recuerdos, preguntas, la ayuda de mi madre y una gran dosis de imaginacion, pude por fin entender sus susurradas palabras y crear un proyecto. Sus memorias eran mi legado y yo se las debia.
Su historia fueron mis siestas. Su historia es ahora mi desvelo. Su historia me trae las lagrimas que un dia no fui capaz de derramar. Vivo en una encrucijada: la facilidad profunda del recuerdo y mi dificultad exterior de contarla. Estoy en la luna cuando otros estan en su balcon, dijo Artaud.
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Agua de Limon
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